Continuidad de los parque

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Publicado el jueves, 16 de julio de 2009 a las 4:59 p. m. hs. | 1 comentarios »

Julio Cortazar cara
El escritor argentino Julio Cortázar es uno de los autores de cuentos más importantes del siglo XX. En este relato, que precisamente trata de la lectura de una novela, se observan muchas de las características fundamentales de este subgénero narrativo: brevedad, sencillez, intensidad, final sorprendente...

Continuidad de los parques por Julio Cortazar

Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi enseguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que le rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del bosque. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo está decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.



Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.


Cuento leido por el escritor


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El amor, frases

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"El amor de Cuba por el Che me hizo sentir extrañamente argentino el 2 de enero, cuando el saludo de Fidel en la plaza de la Revolución al comandante Guevara, allí donde esté, desató en 300.000 hombres una ovación que duró diez minutos."

Nota: Carta a su amigo Francisco Porrúa de febrero de 1967.

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Ensayos y Obras

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Continuidad de los parques Julio Cortazar
Gran parte de su obra constituye un retrato, en clave surrealista, del mundo exterior, al que considera como un laberinto fantasmal del que el ser humano ha de intentar escapar. En ese sentido, en el desarrollo de su narrativa fue importante el descubrimiento en 1932 de la obra de Jean Cocteau Opio, que le dio a conocer el surrealismo. En 1938 publicó bajo el seudónimo de Julio Denis un libro de poemas titulado Presencias, que nunca quiso volver a editar. Una de sus primeras obras, Los reyes (1949), es un poema en prosa centrado en la leyenda del Minotauro. El tema del laberinto reaparece en Los premios (1960), una novela que gira alrededor del crucero que gana un grupo de jugadores en un sorteo, y que se va convirtiendo a lo largo del relato en una auténtica pesadilla.

Entre las colecciones de cuentos más conocidas se encuentran Bestiario (1951); Las armas secretas (1959), uno de cuyos relatos, “El perseguidor”, se ha convertido en un referente obligado de su obra; Todos los fuegos el fuego (1966); Octaedro (1974), que incluye el inquietante relato “Cuello de gatito negro”, y Queremos tanto a Glenda (1981). Entre el relato y el ensayo imaginativo de difícil clasificación se encuentran Historias de cronopios y de famas (1962), breves narraciones que insisten desde el humor en la necesidad imperiosa de “ablandar un poco el ladrillo todos los días”, es decir, romper la dureza del lugar común, abrir resquicios hacia un mundo, el de lo fantástico, que las convenciones ocultan o se resisten a admitir; La vuelta al día en ochenta mundos (1967) o Último round (1969), estos últimos concebidos como libros de miscelánea, en los que se entrecruzan poemas, cuentos, recortes periodísticos, citas, textos recogidos de la calle, como es el caso de las pintadas del mayo francés comentadas en Último round.



También escribió algunos poemarios como Presencia (1938), Pameos y meopas (1971) o Salvo el crepúsculo (póstumo, 1985).

Cuentos y misceláneas

* La otra orilla, 1945
* Casa tomada, 1947 (cuentos)
* Bestiario, 1951 (cuentos)
* Final del juego, 1956 (cuentos)
* Las armas secretas, 1959 (cuentos)
* Historias de cronopios y de famas, 1962 (misceláneas)
* Carta a una señorita en París , 1963
* Todos los fuegos el fuego, 1966 (cuentos)
* La vuelta al día en ochenta mundos, 1967 (misceláneas)
* El perseguidor y otros cuentos, 1967 (cuentos)
* La isla a mediodía y otros relatos, 1971
* Octaedro, 1974 (cuentos)
* Alguien que anda por ahí, 1977 (cuentos)
* Un tal Lucas, 1979 (cuentos)
* Territorios, 1979 (cuentos)
* Queremos tanto a Glenda, 1980 (cuentos)
* Deshoras, 1982 (cuentos)

Novelas

* Los premios, 1960
* Rayuela, 1963
* 62/modelo para armar, 1968
* Libro de Manuel, 1973
* El examen, 1986 (obra póstuma)

Teatro

* Los reyes, 1949
* Adiós Robinson y otras piezas breves, 1995 (obra póstuma)

Poesía

* Presencia, 1938 (sonetos)
* Pameos y meopas, 1971
* Salvo el crepúsculo, 1984

Otros

* La autopista del Sur, 1964
* Buenos Aires, Buenos Aires, 1967
* Último round, 1969
* Viaje alrededor de una mesa, 1970
* Prosa del observatorio, 1972
* La casilla de los Morelli, 1973
* Fantomas contra los vampiros multinacionales, cómic, 1975
* Estrictamente no profesional, 1976
* Los autonautas de la cosmopista, 1982
* Nicaragua tan violentamente dulce, 1983.
* Silvalandia (basado en ilustraciones de Julio Silva), 1984
* Divertimento, 1986 (obra póstuma)
* Diario de Andrés Fava, 1995 (obra póstuma)
* Imagen de John Keats (obra póstuma, escrita entre 1951 y 1952)
* Correspondencia Cortázar-Dunlop-Monrós, Alpha Decay, Barcelona, 2009 (obra póstuma)
* Papeles inesperados, Alfaguara, 2009 (obra póstuma)

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Julio Cortazar Rayuela resumen

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Julio Cortazar Rayuela

Rayuela (1963), la obra que despertó la curiosidad por su autor en todo el mundo, compromete al lector para que él mismo pueda elegir el orden en el que leerá los capítulos: de manera sucesiva o siguiendo un esquema de saltos que el autor ofrece en el comienzo del libro, pero que no excluye –al menos hipotéticamente- otras alternancias posibles. Rompiendo de este modo con toda pauta convencional de linealidad narrativa y sugiriendo que el lector haga una incursión personal en el libro, Cortázar propone lo que la investigación lingüística y literaria ha llamado desconstrucción del texto. Al mismo tiempo, los discursos literarios, filosóficos, políticos y hasta eróticos que se insertan en la novela se corresponden en gran medida con cuestiones heredadas de la literatura del absurdo, concretamente de autores como Franz Kafka y Albert Camus.

Se trata de representar el absurdo, el caos y el problema existencial mediante una técnica nueva. El autor pretende echar abajo las formas usuales de la novela para crear una narración basada en una especie de ars combinatoria infinita por la cual se generan las múltiples lecturas capaces de articular la trama, la intriga, los personajes, el desdoblamiento autor-narrador (dualidad que, sin duda, remite una vez más a Cervantes como creador de la novela moderna) y hasta la reconstrucción de la cronología. Él mismo ha declarado que quería superar el falso dualismo entre razón e intuición, materia y espíritu, acción y contemplación, para alcanzar la visión de una nueva realidad, más mágica y más humana. Al final de la novela, en oposición a la novela clásica o tradicional, quedan interrogantes sin resolver: nada se cierra, todo está abierto a múltiples mundos.



Son muchas las influencias que se han encontrado en Rayuela. La idea de que la literatura es la falsificación de un modelo inexistente o imposible fue desarrollada tanto por Macedonio Fernández como por Ramón Gómez de la Serna. El cuestionamiento de los géneros literarios o desmontaje del cuerpo narrativo aparece, entre otros, en el cuentista uruguayo Felisberto Hernández. La función metaliteraria, es decir, la literatura que se sirve de sí misma como referencia, también aparece en Jorge Luis Borges. Preocupaciones literarias parecidas las tuvo el mismo Miguel de Cervantes al presentir la realidad como una ilusión. Cortázar llevó después estos planteamientos estéticos a su novela 62 / modelo para armar (1968), obra que toma su nombre del capitulo 62 de Rayuela, que no se lee si se sigue el orden fijado por el autor. Con el trasfondo político de la situación latinoamericana y de la vida de unos exiliados en París, pero con las mismas inquietudes literarias, publicó en 1973 El libro de Manuel, cuyos derechos destinó a la ayuda de los presos políticos en Argentina. Otras de sus obras son Silvalandia (1975), un conjunto de textos sobre cuadros de Julio Silva, Alguien que anda por ahí (1977), Deshoras (1982) o Los autonautas de la cosmopista (1983), escrito con su tercera mujer Carol Dunlop.


Rayuela capítulo 7 (voz de Julio Cortázar)

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Julio Cortazar Biografia

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Publicado el miércoles, 15 de julio de 2009 a las 11:41 p. m. hs. | 0 comentarios »

Julio-Cortazar-escritor

Julio Cortázar (1914-1984), escritor argentino que fue un renovador del género narrativo, especialmente del cuento breve, tanto en la estructura como en el uso del lenguaje. Aunque nació en Bruselas, vivió en París la mayor parte de su vida —ciudad en la que murió— y en 1981 se nacionalizó francés, como protesta ante la toma del poder de las diferentes juntas militares en Argentina, es un autor argentino plenamente integrado en la literatura hispanoamericana.

Nació en Bruselas, pero sus padres se trasladaron a Buenos Aires en 1918, instalándose en el suburbio de Banfield, donde su madre pasó graves apuros para educarlo a él y a su hermana menor, una vez que el padre los abandonó. En ese lugar vivió Cortázar de los cuatro a los diecisiete años, y de él ha escrito: “Ese era mi reino, y he vuelto a él, lo he evocado en algunos cuentos, porque aún hoy lo siento muy presente, muy vivo”. Estudió en la Escuela Normal de Profesores, obteniendo el título de Profesor de Letras. Entre 1939 y 1945 enseñó Lengua y Literatura Francesa en varios institutos de la provincia de Buenos Aires, y más tarde, en la Universidad de Cuyo. En 1946, tras la llegada de Juan Domingo Perón al poder, renunció a su cargo. En 1949 viajó por primera vez a Europa; en 1951 consiguió una beca para realizar estudios en París, y ya en esta ciudad pasó a ser traductor de la UNESCO, trabajo que desempeñó hasta su jubilación. También realizó importantes traducciones literarias, entre las que destacan los Cuentos de Edgar Allan Poe o Robinson Crusoe de Daniel Defoe. Un rasgo importante de su vida es que a raíz de un viaje que realizó a Cuba, invitado por Fidel Castro, se convirtió en gran defensor y divulgador de la causa revolucionaria cubana, como años más tarde haría con la Nicaragua sandinista. Mantuvo, a lo largo de su vida, un compromiso político activo, sobre todo en defensa de los derechos humanos. Formó parte del Tribunal Russell II que, en 1973, juzgó en Roma los crímenes llevados a cabo por las dictaduras latinoamericanas. Resultado de esta actividad fue su libro Dossier Chile: el libro negro. En 1981 se le diagnosticó una leucemia que le causaría la muerte en 1984.

Viajero impenitente e intelectual abierto, fue uno de los protagonistas del boom de la literatura latinoamericana. Estos escritores consiguieron, a través de sus encuentros literarios y conferencias en diversos foros tanto de Estados Unidos como de Europa, sus relaciones con editoriales, sus colaboraciones con la prensa europea, un reconocimiento internacional para su obra, que, sin renunciar a sus raíces culturales, se universalizó tanto en temas como en estilos. Así, lo que empezó siendo un lanzamiento editorial de una nueva narrativa se convirtió en una presencia renovadora constante de la literatura, debido, por supuesto, a la calidad de las obras.

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